Desnudos van quedando sus troncos de hoja caduca.
Raíces que brotaran quién sabe si bajo del mar o quizás son fruto de la magia.
El verde tras las lluvias del fin del verano se convierte en ocre, naranja y rojo. Se entremezclan, se asocian...
Todos ellos colorean amplios parajes inhóspitos como poblados.
Y de nuevo, el chal blanco de los tres miles, de algunos dos miles... Es calma ante ellas, curiosidad entre las cotas bajas.
Pronto llegará la noche, cual ser escondido no se sabe dónde... Y la Luna nos regalará su más bella sonrisa, sea Plena o sea Nueva... Mientras los rayos del Sol quedarán en el lado opuesto para dejar descansar a "humanos diurnos".
Soledad, que abarcas un mundo repleto de preguntas algunas sin respuesta cierta. Y cuando sacas tu aliento al exterior, solo las aves te comprenden, solo la naturaleza lo escucha.
Una caricia a aquellos que me entiendan, un susurro a quien simplemente pueda entenderme.