Lo que parecía ser un sencillo camino entre olivos, se convirtió en una senda llena de misterio en la Sierra de Irta.
A nuestro paso encontramos pequeños refugios, como cavas, donde quién sabe qué y cuándo había habitado ese dulce hogar. La percepción del espacio se iba reduciendo a cada paso... Pasamos de caminar por una zona con amplias vistas a ver cada vez el camino más estrecho hasta convertirse en una senda con inmensa vegetación y arboleda a cada lado... Había rocas, piedras sueltas que invitaban a trepar por ellas,... Sinceramente, nos encantó. No esperábamos que el camino fuera a ser tan curioso...
Y, de repente, el castillo... Qué maravilla de lugar... Con explicaciones de cada habitáculo y la posibilidad de ascender un poco más arriba de lo que quedaba al paso; por donde pasaron templarios, musulmanes y Jaime I de Aragón, entre otros; con entrada protegida por la Torre del Homenaje, un aljibe que aun se conserva... Y entre todos estos pasajes históricos, también ha pasado a formar parte de nuestra historia con objetivos muy presentes: vivir, experimentar, enseñar, educar en la naturaleza, viajar...
Una ruta de poco más de 3 km que vale la pena y apta para todas las edades. Puede realizarse incluso porteando al bebé mientras se disfruta de un paseo agradable al que se puede acceder con calma y realizando las paradas necesarias (esto no lo pongo siempre pero lo de las paradas necesarias se puede aplicar a todos los recorridos 😂😂). Una vez accedes al castillo hay una explanada de césped con vistas preciosas hacia Santa Magdalena de Pulpis y todo su entorno y donde se puede recuperar energías pasando un rato agradable y donde los niños puedes recrear la imaginación con juegos y exploraciones.
Nos acompañó un día espléndido de Sol y temperatura ideal.
"Esa noche pude contemplar el firmamento con objetivos pero sin destino".
Gracias por leernos 😉
