Sierra Telera |
De nuevo, el alojamiento fue en Pueyo de Jaca en el albergue Quinta Vista Alegre (http://www.alberguedelpueyo.es/index.php?lang=es) con estas maravillosas vistas a la Sierra Telera, esta vez cubierta de nieve.

La senda la iniciaron desde un parking que queda a mano derecha una vez pasado el Portalet, aproximadamente a 1 km, que aunque la senda la comenzaran en lado francés, la Canal Roya forma parte del lado español y separa los circos de Astún y El Portalet. Hay otros puntos desde donde comenzar esta senda. Este lugar también es el inicio que muchos escogen para coronar el Midi d'Ossau.
El origen de su nombre es que hace millones de años tras un fenómeno geológico, el hierro que contenían las rocas del lugar se oxidó y dio lugar al característico color rojizo que presenta tras la época de nieve. Roya significa "Roja", por lo que el nombre sería Canal Roja, dado el pequeño apunte histórico que hemos comentado.
Disfrutamos de una nevada preciosa, los niños quedaron encantados al ver este fenómeno por primera vez. Hicimos un muñeco de nieve, tomamos algo calentito desde el bar de la plaza de Pueyo contemplando los copos caer. La verdad es que ese día no hicimos más que disfrutar el momento.
Jardín del albergue |
Albergue Quinta Vista Alegre |
COMPONENTE T:
En este caso nosotros decidimos hacer un viaje al Pirineo Aragonés en familia y con dos niños pequeños. Compartimos esta experiencia con personas cercanas que decidieron unirse al plan porque les pareció una gran idea. Un viaje siempre es una gran idea.
He recalcado que con nosotros venían dos niños pequeños porque es un matiz importante a tener en cuenta. Cualquier grupo de adultos puede idear un plan e ir uniéndose tantos otros que no condicionen las expectativas (o al menos sepan a lo que van ;)), pero en cuanto ya se añade al menos un niño, ya cambia el sistema.
En mi caso, sabía a lo que iba, no esperaba enfrentarme a ningún reto en la montaña, ni poner a prueba mi físico. Tenía ganas de ver a los más pequeños disfrutar de la aventura que describía una realidad.
Mi sorpresa fue la reacción de los pitufos al ver la nieve. Todos esperábamos que se volvieran locos y quisieran salir y jugar como si no hubiera un mañana. Pero claro, ellos no tenían idea de qué hacían allí, les habían metido en el coche un día antes y después de muchas horas habían aparecido en otro sitio que no conocían. No entendían nada.
Intentamos, en los días posteriores, hacer todo lo posible para que los niños se sintieran cómodos y pudieran disfrutar de aquel evento que no es lo que de normal tenemos en casa. Pero nuestra sorpresa de verdad fue que el momento de mayor disfrute del más pequeño era el momento de la comida, ese momento de entrada al comedor sabiendo lo que ello conllevaba... COMER!!! Mientras que el mayor iba de arriba a abajo haciendo amigos por el albergue.
Curiosamente, y como supongo era de esperar, cuando solo nos faltaba un día para volver a casa, les empezó a llamar la atención la nieve que cubría todo el llano en el que estábamos. Todos estuvimos allí disfrutando de aquel momento hasta que casi el sol se escondió del todo. Podéis imaginároslo, muñecos de nieve, guerra de bolas, croquetas sin control, etc.
Y es que al final, hacer un viaje con niños de tan corta edad es un gran condicionante, con ellos no puedes tener planes fijos y rígidos, siempre hay que ser flexible y creativo para ir adaptándose a la realidad del presente, incluso ponerte a su altura y aprender y disfrutar mucho de ellos y con ellos. Son una gran fuente de aprendizaje nosotros.
A cualquiera que nunca haya realizado un viaje de este tipo le recomiendo que lo haga, a sabiendas de que los planes siempre podrán cambiar, podrán tomar otras direcciones, pero con la idea principal de disfrutar de las diferentes variables que nos ofrecerá el viaje.
Incluso sería también conveniente que esta fuera la filosofía de vida para todo, y si no que se lo digan a los más pequeños, que de la noche a la mañana aparecieron tan lejos de su casa y se adaptaron maravillosamente sin entender muy bien qué hacían allí.
A veces no hay que buscar razones, simplemente disfrutarlas.