"¡Mira cuántas montañas!" decía mientras acompañaba sus trazos con el tarareo de una canción. Esto es arte, su propio arte creado según vivencias y conceptos adquiridos.
"¿Cuál es la montaña más alta del mundo?" le preguntaba con un atisbo de picardía "El Everest" respuesta acompañada con una inmensa felicidad por nuestra parte. Cuatro manitas mezclando ideas y... "¡esto es la nieve!"
Unos simples trazos con diferentes colores para ellos son belleza y calidad y para nosotros avance y sabiduría ya que, además del resultado, se contempla la imaginación plasmada en cada línea y en sus infinitas explicaciones.
ODA A LA MONTAÑA...
Annapurna (8.091 m.s.n.m.) |
Ahí está provocando a intrépidos y osados pensamientos, mostrando su furia con tormentas y vientos gélidos, con aludes y actos inesperados, sin diferenciar a principiantes o expertos. Toda ella atormenta a pies descalzos, a personas dinámicas que son atraídas por la belleza de las cumbres y se exponen a su sueño de alcanzar lo inalcanzable. A veces su solidaridad se demuestra con los cientos de cicatrices que quedan en su corona.
Obsérvala..., cuando llegas a sus pies y elevas tu mirada a un infinito quien rodea su altitud con un chal de pureza y quien a pesar de su frialdad ofrece una sensación de protección y admisión, sientes que hay cierta complicidad entre ambos, entre lo inerte y lo orgánico.
Un imperio alrededor de un ser inactivo pero con mucha vida, con enseñanzas y valores... Aprendiendo con cada ensayo... Ya sean catorce ocho miles o mil ochocientos... Nada es imposible...