Observo desde mi balcón el pasar de los días, las mismas personas quienes pasean a sus perros o que van a realizar sus compras necesarias o a realizar alguna gestión. Casi siempre son las mismas caras las que oteo desde este mi balcón a las ocho de cada tarde, momento en el que existe un saludo común, una lucha colectiva.El arcoiris continua dando luz por las calles, en viviendas dispares donde cada cual cultiva sus sueños y sus objetivos. Un pensamiento global que nos lleva a considerar esta realidad lejos de nuestro día a día... Esta realidad.
Y cuando pongo el pie sobre tierra firme mi único deseo es de intentar contemplar el porvenir desde el presente y no perder el entorno ni las voces que hoy llenan mi vida...
Lejos, cerca... toda brisa se queda dentro.

